DE PRISA, CON FUENTES ANÓNIMAS Y NARRADOR OMNISCIENTE
"SEGÚN LAS PERSONAS QUE ESTABAN PRÓXIMAS"
"El Rey dialoga con Maragall sobre el proyecto", nos cuenta un titular de El País, 13 de octubre, p 17. ¿Qué proyecto? La "reforma estatutaria", aclara al lector despistado el autor del relato, L.R.A. (Luis R. Aizpeolea) en el segundo párrafo de su relato. El diálogo se produjo ayer, duró "cinco minutos" y tuvo lugar "en la recepción del Palacio Real a la vista de periodistas e invitados". A la vista, pero no a la escucha:
"Los gestos del Monarca, según las personas que estaban próximas, parecían dar a entender que no estaba muy convencido de los argumentos de su interlocutor sobre la reforma estatutaria, de la que hablaron. El Rey mantuvo su cordialidad con el presidente de la Generalitat en el encuentro (...)".
Sin otras fuentes que esos "periodistas e invitados", esas "personas que estaban próximas" -no cuantificadas ni identificadas, ni necesariamente coincidentes en su hermenéutia del lenguaje gestual borbónico- ¿qué credibilidad atribuir a esta versión de L.R.A.? ¿Qué datos hacen plausible afirmar que el Rey, a la vez, "no estaba muy convencido" pero "mantuvo su cordialidad"?
Periódico y periodista asumen aquí, como tantas otras veces, de maneras ocultas o engañosas, el rol de narrador omnisciente, a expensas de los personajes presentados y, sobre todo, de sus lectores apresurados o ingenuos.
"El Rey dialoga con Maragall sobre el proyecto", nos cuenta un titular de El País, 13 de octubre, p 17. ¿Qué proyecto? La "reforma estatutaria", aclara al lector despistado el autor del relato, L.R.A. (Luis R. Aizpeolea) en el segundo párrafo de su relato. El diálogo se produjo ayer, duró "cinco minutos" y tuvo lugar "en la recepción del Palacio Real a la vista de periodistas e invitados". A la vista, pero no a la escucha:
"Los gestos del Monarca, según las personas que estaban próximas, parecían dar a entender que no estaba muy convencido de los argumentos de su interlocutor sobre la reforma estatutaria, de la que hablaron. El Rey mantuvo su cordialidad con el presidente de la Generalitat en el encuentro (...)".
Sin otras fuentes que esos "periodistas e invitados", esas "personas que estaban próximas" -no cuantificadas ni identificadas, ni necesariamente coincidentes en su hermenéutia del lenguaje gestual borbónico- ¿qué credibilidad atribuir a esta versión de L.R.A.? ¿Qué datos hacen plausible afirmar que el Rey, a la vez, "no estaba muy convencido" pero "mantuvo su cordialidad"?
Periódico y periodista asumen aquí, como tantas otras veces, de maneras ocultas o engañosas, el rol de narrador omnisciente, a expensas de los personajes presentados y, sobre todo, de sus lectores apresurados o ingenuos.
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